7 de abril de 2011

PORQUE FRACASAN LAS DIETAS

El fracaso de la mayoría de las dietas principalmente se debe a la falta de modificación de los hábitos alimentarios y el estilo de vida, a consecuencia de la incapacidad de mantener el plan dietético ya sea por la monotonía o por la falta de personalización de las dietas que se recomiendan.
Hay que tener en cuenta que para realizar correctamente la dieta y que obtengamos éxito en ello no hay que dejarse llevar por las dietas milagro, ya que no sólo producen un efecto yoyo sino que pueden repercutir en la salud de la persona que la realiza porque son desequilibradas y en muchas ocasiones, exigen que se excluya determinado tipo de alimentos imprescindibles para seguir una dieta nutricionalmente proporcionada.
También se deben tener en cuenta factores psicológicos, es decir, que en ese momento estemos preparados para modificar las pautas dietéticas. Si la persona carece de motivación muy probablemente acabe fracasando en la incorporación de nuevos hábitos alimentarios.

¿Cuáles son las claves para no fracasar en una dieta?

Para conseguir el objetivo de corregir la dieta se deben dar los siguientes factores:

Nos hemos de basar en la educación alimentaria, el profesional nos tiene que enseñar las pautas de una correcta alimentación.
Hemos de disponer de ejemplos que nos den variabilidad de menús.
Necesitamos recursos para seguir la dieta ante cualquier situación y lugar.
Aprender qué alimentos escoger a la hora de comprar.
Saber leer e interpretar el etiquetaje nutricional de los productos envasados.
Principalmente, necesitamos la motivación por parte de la persona interesada.
Es importante tener en cuenta que, según la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas, una alimentación saludable debería ser: Equilibrada, Variada, Segura, Satisfactoria, Suficiente y Adaptada. Las dietas que no reúnan estos atributos no serían tratamientos recomendables.

¿Qué papel tienen los productos light en una dieta?

Los productos light difieren de sus homólogos “normales” en el contenido calórico por cada 100 gramos de alimento. Esto no significa que estén exentos de contener calorías sino que contienen menos; por lo tanto no se debe abusar ni aumentar su consumo por el hecho de que sean light.

En el caso de determinados alimentos de consumo habitual los cuales tienen su homólogo light, es conveniente sustituirlos por éstos ya que de este modo se reducirá el contenido calórico de la dieta, lo cual beneficiará el seguimiento y pronóstico de la dieta.

Para saber qué alimentos debemos escoger es imprescindible saber hacer una lectura detallada del etiquetado nutricional contenido en el envase, comparando para cada producto el contenido en grasas y azúcares (por cada 100 gramos de alimento), ya que mayoritariamente los productos light reducen su contenido en estos dos grupos de macronutrientes. Debemos fijarnos bien en el contenido nutricional y no debemos dejarnos llevar a la ligera por la imagen del empaquetado, pues a menudo las empresas alimentarias para comercializar sus productos utilizan imágenes y colores que dan la sensación visual de “light” al comprador, más allá del contenido real de los productos.

¿Qué son las dietas milagro?

Frecuentemente aparecen nuevas dietas de adelgazamiento, difundidas a través de programas de televisión, revistas de moda, alimentación, etc., que tienen en común la promesa de una rápida pérdida de peso sin esfuerzo. Estas “dietas milagro”, frecuentemente, son fruto de la búsqueda de beneficios económicos más que de la promoción de una alimentación sana y equilibrada y son prescritas por personas sin conocimientos científicos ni profesionales en el campo de la nutrición.

En general, estas dietas inducen una restricción de la energía ingerida muy severa, que conduce a deficiencias en vitaminas y minerales, alteraciones del metabolismo y a una monotonía alimentaria que las hace insostenibles en el tiempo y peligrosas para la salud. Se caracterizan, pues, por las escasas calorías que aportan. Ante esta situación próxima al ayuno, el organismo reacciona compensando la falta de energía recibida con un aumento de la destrucción de las proteínas corporales, como fuente alternativa de energía, lo que provoca una pérdida de masa muscular y, por otro lado, la formación de sustancias peligrosas para el organismo cuando la dieta se prolonga en el tiempo.

Sin embargo, quien sigue estas dietas interpreta erróneamente la pérdida de masa muscular y, por lo tanto, de peso, y cree tener éxito con el régimen escogido, pues dan resultados espectaculares al subir a la báscula durante las primeras semanas.
Esto se debe a que el tejido muscular es muy rico en agua, con lo que se elimina mucho líquido en la primera fase. En ocasiones este proceso se refuerza con el consumo de diuréticos (fármacos que promueven la excreción de orina), lo que conduce a una todavía más llamativa pérdida de peso.